5.5.17

Río de Dios

 - Para Chris Stanley

Hay un río que alegra la ciudad de Dios.

Hay en el río las aguas brillantes que reflejan el cielo urbano.

Hay en la orilla las raíces de los sauces que lamentan y los rizos de los helechos acurrucados al lado del río.

Hay una mano divina que mueve las aguas profundas y turbulentas del Río Mississippi.

Hay una multitud de peces y plantas que fluyen por el agua que los nutre a lo largo del caudal.

Hay en la ribera una manada de niños que gritan y brincan al agua y nos hacen olvidar.

En las profundidades del fondo del río, en la oscuridad, descansa el lodo del cual Dios nos formó.

Hay en el puente una madre que llora, y un hijo gimiendo.

Quédate con nosotros porque ya está de noche, y las aguas son profundas y oscuras.

Hay un río que se acongoja con la ciudad de Dios.

Hay en la ciudad un río de Dios.

Hay un río.

¡Ay, Dios!



River of God

 - For Chris Stanley

There is a river whose streams make glad the city of God.

There in the river are sparkling waters that reflect the urban sky.

There on the shore, the roots of the willows that lament and the curls of ferns that cuddle beside the river.

There is a divine hand that moves the deep and turbulent waters of the River Mississippi.

There is a multitude of fish and plants that feed among the waters that nourish them all along the river flow.

On the river bank, a handful of children shout and jump in the water and they make us forget.

In the depths of the river bottom, the mud from which God formed us is resting.

There is a bridge where a mother cries and a son is groaning

Stay with us for now it is night and the waters are deep and dark.

There is a river that grieves with the city of God.

There in the city is a river of God.

There is a river.

Oh, dear God. ¡Ay, Dios!



Este poema fue publicado en inglés y español en "Write to the River" ("Escríbele al río") publicado por los Friends of the Mississippi (Amigxs del Río Misisipi).

26.4.17

Es cierto

Es cierto
Tengo hijos
De dos colores.
Me he juntado, me he casado
me he divorciado más de una vez.

¿Dime quién se planea las cosas así?

Hay quienes me juzgan por eso.
A veces lo dicen a mis espaldas.
Otros lo comunican con la mirada.

"Y por eso los grandes amores de muchos colores me gustan a mí."

Hay quienes me desprecian.
Hay quienes me llaman inestable.
Hay quienes me creen loca o estúpida.

¿Dime quién se planea la vida así?

Un señor con doctorado en negocios me preguntó hace poco
¿Cinco hijos?
¿A poco no sabes cómo pasa eso?
"Quiero cinco más," le dije.

"Y por eso los grandes amores de muchos colores me gustan a mí."

Una vez escuché hablar de una mujer que tenía uno tribu de arco iris
Yo le dije a mi papá que quería mi propio rainbow tribe.
10 hijos de 10 colores le dije.
Se horrorizó.

"Y por eso los grandes amores de muchos colores me gustan a mí."

Pues tengo mi tribitu.
Ya voy para la mitad.

Perdida y encontrada

Primero llegaron los días en los que no nos podíamos mirar.
Luego vinieron las amenazas acompañadas por el miedo.
En esos días también encontré algunas cosas.
Descubrí que solita era capaz de llevar los niños a la ciudad.
En Pilsen entre los santos, hallé un anillo hecho de bolitas que formaba un rosario.
Murmuraba los nombres de mis enemigos, uno tras otro, y de ellos hilaba una oración.
Mientras algunos antes-familiares se me iban escapando del corazón, un día se nos llegó una gallina viajera que se instaló en el garaje.
Le puse Providencia pero al poco se había convertido en Renegada.
Se quedó con nosotros durante los meses más duros de la soledad.
Pero en la primavera, la renegada descubrió una pradera de pasto alto tras la cerca de atrás, y ya no se negó el placer de la libertad.
La gallina se había ido, y yo también hallé que mi bienestar me pertenecía y que yo misma era mi mejor amiga.
Perdí un diamante en un anillo que a los doce años había encontrado  en un estacionamiento.
No extraño ni los anillos ni los lazos que representan.
Las cuerdas que resuenan en mí son las notas sonoras de una guitarra que toca el jazz a su propio ritmo.
Perdí toda vergüenza de hablar de mi familia en toda su complejidad ya que se me había vuelto hermosa mi historia de una tribu de muchos colores y sabores.
Y en esta tierra donde fluyen la leche y la miel, me encontré entre la paz, la esperanza, la libertad, y el amor.

8.4.17

Amarga alegría

Es como la noche que te dijeron que dejaras de practicar el violín porque el sonido que le estabas sacando
sonaba a los llantos de un mono aullador
y antes de venir a comer tu sopita de lentejas,
Dejaste caer todo el peso de tus siete añitos
sobre el arco del violín como si fuera
un bastón, y la oíste chascar.
Todos te miraron con ojos grandes cuando te sentaste en la mesa.
Tus lágrimas eran el único brindis que rebosaban
mientras las lentejas se enfriaron
bajo la mirada de los que te amaban,
que te querían dar el don de la música.
Como siempre, guardaste silencio
y te alegraste de que sin arco,
Podrías gozar de una semana
callada.

Rota y redimida

A veces, al pasarse el tiempo,
me vuelvo extraña hacia la gente.
Me ajeno a las personas que más
me picoteaban el interés.
Al principio, puras sonrisas y esperanzas
ceden el camino a un aislamiento agobiante, ansioso e interno.
Me aparto.
Dentro de los recuerdos, me apeno.
Los hice algún mal nunca dicho.
Invento malentendidos que no se explican.
El hecho de saludar se vuelve pesado.
Los veo volver la vista.
Imagino que se ríen a mis espaldas.
Sólo con el tiempo
al verme obligada a interactuar,
veo que toda distancia se puede cruzar
con una mirada, una sonrisa, una ayuda.
No fue nada.
Nadie se molestó.
Fue un simulacro inventado por un insomnio.
Co-creamos la redención
al colaborar entre nosotros.
No haría nada si no fuera por mi comunidad.
Los necesito como el agua, como el aire.

De Regreso

Horas de viaje por las carreteras de Wisconsin para recoger
a los niños después de su visita.
La casa paterna ya no
es más que un recuerdo de olores ácridos.
En el asiento de atrás, el hermanito pregunta:
Abuelo, abuela, ¿de dónde vinimos?
y pide más chicle y una torta.
¿Por qué tardamos tanto tiempo?
No sé cómo contestarle.
El camino de regreso es recto y
no es tan largo como el camino
para paso a paso despedirnos de lo cotidiano
al dejarlos crecer.