2.4.18

Oda a un dictador muerto

Cuando naciste, te nombraron por uno de las doce tribus de Israel,
“doble fructífero” significa tu nombre.
Genócido, te hubieran llamado mejor.  Matador.  Asesino.
Tu tocayo el hijo más joven de José,
Tátarabuelo de otra raza, él de la túnica de muchos colores.
Pero saliste blanco, blanco, blanco como la nieve fría del norte,
como el blanco del marco para practicar y afinarte,
antes de asesinar y violar, matar y aniquilar.
Las tierras arrasadas no olvidarán lo vivido.
Distribuiste frijoles y fusiles en los montes,
creando la dependencia y difundiendo la muerte.
Durante 17 meses, fuiste el magnate y autor intelectual del
Asesino de 1.771 indígenas ixiles.
Tus soldados cometieron más de mil violaciones sexuales en tu nombre,
Efraín.  Dictador doble fructífero.  Pero te volviste demente
antes de terminar de ser juzgado
por tus crímenes contra la humanidad.
Tu hija dijo que era “hermoso que este día que Jesús resucitó,
Él recoja a mi padre, el general de generales.”
Antes se levanten los ríos, y los montes celebren tu caída.
Tu nombre no resuena entre los árboles y las aguas.
Nos sentimos más ligeros, más alegres, que te hayas ido.
Vivirás en el olvido, en la confusión, en el aislamiento, y en la nada.
Y al olvidarte, el pueblo guatemalteco
se levanta, se está levantando, y se levantará.

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