Cuando naciste,
te nombraron por uno de las doce tribus de Israel,
“doble fructífero”
significa tu nombre.
Genócido, te
hubieran llamado mejor. Matador. Asesino.
Tu tocayo el hijo
más joven de José,
Tátarabuelo de
otra raza, él de la túnica de muchos colores.
Pero saliste
blanco, blanco, blanco como la nieve fría del norte,
como el blanco del
marco para practicar y afinarte,
antes de asesinar
y violar, matar y aniquilar.
Las tierras
arrasadas no olvidarán lo vivido.
Distribuiste
frijoles y fusiles en los montes,
creando la dependencia
y difundiendo la muerte.
Durante 17 meses,
fuiste el magnate y autor intelectual del
Asesino de 1.771
indígenas ixiles.
Tus soldados
cometieron más de mil violaciones sexuales en tu nombre,
Efraín. Dictador doble fructífero. Pero te volviste demente
antes de terminar
de ser juzgado
por tus crímenes
contra la humanidad.
Tu hija dijo que
era “hermoso que este día que Jesús resucitó,
Él recoja a mi
padre, el general de generales.”
Antes se levanten
los ríos, y los montes celebren tu caída.
Tu nombre no
resuena entre los árboles y las aguas.
Nos sentimos más
ligeros, más alegres, que te hayas ido.
Vivirás en el
olvido, en la confusión, en el aislamiento, y en la nada.
Y al olvidarte,
el pueblo guatemalteco
se levanta, se
está levantando, y se levantará.
Very powerful poem.
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